«La decisión de adoptar políticas educativas para todos y todas supone cambios estructurales en ese sistema»

mayo 18, 2015 en América Latina y el Caribe, Desde Corea, Internacional, Noticias, Rumbo a Corea, Sem categoria por Fabíola Munhoz

En discurso en el Foro de las ONG, ex-ministro de educación de Senegal analiza los retos del cumplimiento de la EPT. Para Mamadou Ndoye, la mayoría de los cambios que se hicieron en los últimos 25 años buscaron extender los sistemas de educación a un mayor número de personas, ampliando el acceso, pero sin de hecho transformarlo

Por Laura Giannecchini, de la CLADE
Foto: SenePlus/Badji

Mamadou_Ndoye-24-52-2014_09.52.55_1El ex Ministro de Educación de Senegal e Integrante de la Coalición de Organizaciones en Sinergia por la Defensa de la Educación Pública (COSYDEP), Mamadou Ndoye, ofreció el discurso inaugural del Foro de las ONG celebrado en Incheón, Corea, este 18 de mayo, en el marco del Foro Mundial sobre la Educación. En la ocasión,  recordó su participación en las negociaciones de Educación para Todos en Jomtien (1990) y Dakar (2000), recordando que a pesar de los esfuerzos que se han hecho en los últimos 25 años, siguen habiendo 58 millones de niños y niñas en el mundo fuera de la escuela, 780 millones de jóvenes analfabetas/os y/o 120 millones de niñas/os que no disponen de educación básica.

Sin proponerse agotar el tema, el ex Ministro mencionó que la respuesta para este desafío pasa por cuestiones específicas de cada uno de los países, pero también por temas comunes a todos ellos, incluyendo los llamados países desarrollados. Entre estos temas comunes, destacó las brechas existentes entre el modelo educativo dominante y las expectativas de las poblaciones excluidas, así como las brechas económicas, geográficas y sociales que obstaculizan la realización del derecho a la educación para todos y todas. El experto, igualmente, planteó que faltan recursos para garantizar una financiación adecuada de la educación y políticas que respondan a las nuevas demandas de una educación para todos y todas.

En tal sentido, explicó que los sistemas educativos existentes antes del movimiento por la EPT desempeñaban la función de formar élites, excluyendo una gran parte de la población. La decisión de adoptar políticas educativas para todos y todas, sin embargo, suponía cambios estructurales en ese sistema. En su evaluación, la mayoría de los cambios que se hicieron en los últimos 25 años buscó extender los sistemas preexistentes a un mayor número de personas, ampliando el acceso, pero sin de hecho transformarlo. “Hubo remiendos en una parte del sistema. (…) Hubo mejoras aquí y allá, pero no se pudo conseguir la educación para todos”, afirmó.

Para efectivamente alcanzar la EPT, Mamadou defendió la necesidad de superar un modelo elitista, que se centra en la competencia, la excelencia y el resultado de “los mejores”, reproduciendo la desigualdad,  para adoptar un modelo que busca el éxito de todos y todas y promueve la equidad.

También subrayó que es fundamental replantear el tema de la calidad, de la utilidad del conocimiento y de la pertinencia de la educación fundamental. Así, defendió que comprender la educación fundamental como una etapa de preparación para etapas superiores de la educación es un equívoco. Alternativamente, planteó que ella debe servir a la convivencia democrática, a desarrollar consciencias y comportamientos claves para la ciudadanía global, para el trabajo en el siglo XXI y para la supervivencia del planeta. “Los jóvenes deben estar preparados para el encuentro cultural, y no solo para afirmar su identidad, para vivir en la diversidad cultural, así como estar preparados para la democracia activa y el ejercicio de la ciudadanía”, afirmó.

Asimismo consideró que la educación debe promover aprendizajes a lo largo de la vida, estimulando que la y el estudiante aprendan a aprender, tanto por sí mismos como en equipo, en la escuela, en familia, o en lugares de ocio. Esto supone romper los muros escolares, y abrir la escuela para la comunidad y para la interacción con el mundo.

Mamadou finalizó su discurso, subrayando que los Estados son los garantes del derecho a la educación, pero que la sociedad civil debe ser su guardiana, presionando a que cada uno de los responsables cumpla con sus obligaciones.